Educación crea personas robots

Educación de los hijos

Hay muy pocas cosas sobre las que soy totalmente inflexible e intransigente.

Una de esas cosas es la educación y cuidado que como padre, tengo la obligación y el deber de darle a mi progenie.

Comprendo que vivimos en un mundo en el que para sobrevivir, hay que salir a la calle para buscar el sustento propio y el de nuestra familia.

Esto implica en la mayoría de los casos el estar gran parte del día fuera de casa, desarrollando el trabajo o actividad que permita conseguir el suficiente dinero para tal fin.

También una realidad y una práctica muy extendida entre muchos padres consiste en dejar a sus hijos en manos de abuelos, niñeras, guarderías y familiares mientras ellos buscan ese porvenir que les permita salir adelante.

En ocasiones esto se vuelve casi una necesidad debido a que por desgracia, un porcentaje muy alto de familias tienen un núcleo dividido.

Es decir, padres divorciados, padres viudos, madres solteras, separadas y demás.

Se podría hablar también de padres que por trabajo viajan constantemente o que pasan largos periodos alejados de sus familias, padres que envían a sus hijos a colegios privados o internos (aquí quiero matizar y enfatizar en aquellos casos de padres que lo hacen NO porque consideren que es lo mejor para sus hijos o que estos se lo hayan pedido expresamente, sino porque es lo mejor para ellos mismos y su libertad e independencia o incluso, para sus proyectos o planes de vida)

También he podido ver muy de cerca como con el paso de los años estas circunstancias se transforman en problemas mucho más serios de lo que a primera vista puedan parecer.

Muchos padres toman estas decisiones al principio por pura necesidad, después por comodidad y al final, por hábito, pero quien siempre sale peor parado en este proceso son los propios hijos, que son la parte más débil y los que sufren la carencia, atención y afecto de sus padres.

He de decir que hay muchos padres que realmente piensan en el bienestar de sus hijos y que están en estas circunstancias y los cuales creen que esto que hacen es un sacrificio temporal, algo que tal vez dure un par de años, quizás menos o como mucho, puestos en el peor de los casos, probablemente 4 o 5 años hasta que las circunstancias mejoren o los niños sean más grandes y puedan empezar a valerse un poco más por si mismos.

Y he aquí esto junto a otros casos parecidos, en donde surgen los verdaderos problemas con el cuidado y educación de los hijos y que atañen directamente a largo plazo en las relaciones familiares y sentimentales entre ambas partes.

Pero la experiencia que he vivido y la realidad me demuestran que el sacrificio realizado hipoteca una vida y una familia más allá de un simple y corto periodo de tiempo.

Es posible que muchos de esos padres que hacen este tipo de sacrificio con todo su buen corazón e intención, no puedan ver hasta que sea demasiado tarde el nefasto fruto que su esfuerzo y dolor ha traído como recompensa a su vida.

Muchos padres dicen:

Me sacrificaré un tiempo para poder dar a mis hijos todo cuanto ellos merecen y yo no pude tener.

Yo digo:

¡Pensarlo bien, porque es muy probable que os equivoquéis!

No importa si hoy ganas 1000€ y mañana 20000, tus hijos el día de mañana no recordarán si les regalaste cosas bonitas, los llevaste a mejores colegios o si pudieron vivir en casas más lujosas.

Lo único que ellos recordarán serán cosas como por ejemplo: si recibieron todo el cariño, tiempo, dedicación y amor que realmente merecían y necesitaban de sus padres.

Esto nos lleva a otro punto muy importante y crítico.

En muchos casos esos niños reciben el cariño y amor de aquellas personas que los han cuidado en ausencia de sus padres, lo que se traduce en que estos niños al final tendrán más cariño y amor por esas personas incluso que por sus propios padres.

Aquí surge otro gran problema, los celos.

Celos de unos padres que no comprenden que sus esfuerzos y sacrificios no han servido para crear vínculos más fuertes entre ellos y sus hijos.

Celos por alguien a quien tal vez han tenido que pagar con el sudor de su frente, celos por alguien que puede ser o no de su propia sangre, celos por alguien que no ha sido quien los ha engendrado ni traído al mundo.

Todo esto crea después un conflicto interno y una lucha de poder por un amor que ya está vendido.

Esto nos lleva al siguiente punto, la frustración, incomprensión e incluso odio que puede derivar en más problemas dentro de la familia y hasta llegar a convertirse en enfermedades tales como el estrés, la ansiedad o la depresión.

Nuevamente esto nos conduce a otro nuevo punto y problema, los reproches hacia la educación que estas personas dieron a nuestros hijos, cuando en realidad la culpa es nuestra y nada más que nuestra por no ser nosotros mismos los que hayamos cuidado y educado a nuestros hijos correctamente.

Me gustaría dejarte unas últimas palabras, si no eres padre o madre todavía y deseas serlo, recapacita muy bien antes de decidir tener tu descendencia, piensa en la clase de cuidados y educación que vas a darle a tus hijos cuando los tengas y si ya lo eres, reflexiona sobre lo que acabas de leer, las decisiones que tomes hoy, serán los frutos que sin duda, recogerás mañana.

Yo he tardado muchos años en prepararme psicológicamente para tomar la gran decisión de ser padre, he necesitado mucho tiempo de reflexión para marcar las pautas sobre el tipo de cuidados y educación que quiero darles a mis hijos y hoy, tengo muy claro lo que es negociable y lo que no, qué es lo que tiene valor y qué es lo que carece de él, qué quiero hipotecar y que bajo ninguna circunstancia, es hipotecable.

Puede que algún día tengas que decidir entre ser padre o madre bajo estos criterios o decidir no serlo por no encontrar a la persona adecuada que tenga tu misma visión.

Para mí la duda es 0, ser padre o madre es mucho más que tener la capacidad de poder engendrar hijos, si no tienes claro que es lo que quieres para ti y para ellos, mejor no traigas a alguien al mundo para intentar descubrirlo después, ellos no deben pagar por tu inconsciencia y por tus errores. Tus hijos no tienen la posibilidad ni elección de poder decidir si quieren nacer o no, pero tú si tienes esa capacidad y por tanto, también la gran responsabilidad de la vida, educación y cuidados que les vas a proporcionar cuando los tengas.

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50

Comenta, comparte, enseña, vive, vuela, sueña
Elige un idioma »
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad