Abuelos

Abuelos

Por circunstancias de la vida, yo no tuve mucho contacto con mis abuelos paternos y por parte materna tampoco llegué a conocer a mi abuelo, pues él falleció en un accidente laboral antes de yo nacer. Sin embargo, sí pasé gran parte de mi infancia y adolescencia con mi abuela, quien me cuidó en ausencia de mis padres lo mejor que pudo.

Este capítulo lo voy a centrar en ella, pues creo que es un gran ejemplo para seguir y el cual ha sido fuente de inspiración y enseñanza para mí.

Antes de entrar en materia me gustaría hacer un inciso en algo que creo que es muy importante, me refiero al respeto que debemos hacia nuestros mayores.

Hoy en día por desgracia hay mucha gente que considera a sus mayores como unos muebles o trastos viejos que tienen que mínimamente atender. Sobre todo y más que nada, por el que dirá la sociedad de ellos si así no lo hacen.

Para esta clase de gente lo único que hacen sus mayores es estorbarles o dificultarles sus vidas.

En el mejor de los casos los meten en una residencia de ancianos y se olvidan de ellos, otros simplemente los dejan a su suerte y se despreocupan totalmente de cómo están o si es que necesitan algo.

Por otro lado, muchos también los consideran incultos, ya que gran parte de ellos no tuvieron la oportunidad de estudiar en colegios ni universidades, pues aquellos tiempos, no eran los de ahora.

En aquella época hubo mucha gente que pasó hambre, hambre de verdad y tenían que trabajar desde muy pequeños duramente para poder llevarse un trocito de pan a la boca, era una cuestión de prioridades, primero comer, después si los recursos familiares lo permitían, estudiar.

La juventud de hoy y también gran parte de la gente de mediana edad, han tenido muchas más facilidades para poder tener una educación y estudiar aquello que han querido o les ha gustado.

Puede que todos ellos tengan en su mente muchos más datos de los que han tenido sus progenitores, pero déjame decirte que seguro no tienen ni idea de algo tan importante como es la vida.

Ya solo por eso, deberían tener más respeto a quien los ha cuidado, protegido y enseñado cuando ellos no podían hacerlo solos.

Almacenar más cantidad de datos no implica necesariamente tener mayor sabiduría, pero mucha gente cree que ya lo saben todo y en verdad, no saben nada.

Dicho esto, ahora te voy a hablar un poco más de mi abuela, porque junto con mi niña, son los dos únicos seres que han pasado por mi vida y que me han enseñado el verdadero significado del amor puro, del amor real, del amor incondicional.

Mi abuela es la única persona en el mundo que nunca me ha defraudado y que ha estado siempre a mi lado, no de forma física, pero sí dándome todo su cariño y amor tanto en los buenos, como en los malos momentos de mi vida, que no han sido pocos.

Desde muy pequeño ella siempre me ha enseñado a dar, a compartir y a entregar lo mejor de uno mismo para los demás.

Recuerdo que cuando estaba estudiando en el instituto, yo vivía de lunes a viernes a 100 kms de casa, los primeros años en un internado y después en un piso compartido, pues ir y volver en el mismo día no era viable ni tampoco productivo para mis estudios.

El caso es que ella nunca quiso que yo me fuese de casa sin un dinero en el bolsillo, porque siempre decía que uno cuando está lejos no sabe lo que puede necesitar, así que ella siempre me daba 5000 pesetas (30€) que aunque ahora es relativamente poco dinero, pues poco se puede comprar con esa cantidad, hace 28 años era mucho.

Como mujer viuda que era tenía una pequeña paga que recibía todos los meses por la muerte de su marido, pero eso no alcanzaba para gran cosa, sin embargo, en todos los años que estuve estudiando lejos de casa, jamás me faltó un dinero con el que poder desenvolverme allí, aunque eso implicara en muchas ocasiones que ella se quedase con prácticamente nada para poder pasar el mes.

Aun con los poquitos recursos que ha tenido durante su vida, ella siempre ha hecho alarde de bondad y generosidad ayudando a los demás en todo cuanto ha podido, su casa siempre ha estado abierta para acoger a quien más lo necesitaba y a nosotros jamás nos faltó un plato de comida que llevarnos a la boca.

Yo le he preguntado muchas veces: abuela, ¿si te tocase la lotería, qué cosas te gustaría hacer o qué capricho te regalarías?, dime, ¿qué harías con todo ese dinero?

Y su respuesta ha sido siempre: mi hijo, yo no necesito nada, yo tan solo quiero veros a vosotros bien, en eso lo gastaría.

¡Wow!, después de toda una vida luchando, sufriendo y ayudando a los demás, privándose de cualquier capricho por pensar primero en las personas que quería antes que en ella misma, aun ahora en el ocaso de su vida y suponiendo que le tocase la lotería y pudiese tener todo aquello que no tuvo antes, seguiría haciendo exactamente lo mismo, si esto no es bondad, yo no sé entonces que lo es.

En marzo del 2018 ella sufrió un accidente en el baño de casa y al caerse contra la bañera se rompió 6 costillas. Todos pensábamos que sería una recuperación muy complicada, porque si para alguien joven ya sería difícil, para alguien con 84 años sería mucho peor.

La verdad es que nos sorprendió gratamente con su rápida recuperación, pues estuvo solo unas 3 o 4 semanas en el hospital.

El mayor problema vino a la hora de tenerla en casa, pues ella no se podía casi mover como es lógico y mis tíos (que es con quien vive ahora) ya habían empezado su temporada de trabajo, así que se habló de contratar a alguien para que la cuidase durante esas horas que ellos no estaban.

Yo les dije que de eso nada, que a ella no la iba a atender un desconocido y en ese momento no me lo pensé ni un segundo, dejé los proyectos que tenía en marcha y tuve que aplazar algunos objetivos que me había marcado para este año.

Pero nada de eso importa, porque ella era mi prioridad número uno, ella me necesitaba en ese instante, así que cogí y me fui a Mallorca para cuidarla durante el tiempo que le hiciese falta.

Al final pasé 3 meses allí, los cuales considero que fueron un verdadero regalo caído del cielo, obviamente no estoy feliz por el motivo que me llevó hasta ella en esta ocasión, pero sí por el tiempo que hemos compartido juntos.

Dos meses después de su caída ya podía moverse con bastante soltura, así que la sacaba a pasear cada día, unas veces la llevaba en coche para ver sitios diferentes, otras veces simplemente bajábamos hasta el parque o hasta el supermercado y en otras, la llevaba a la playa para que caminase por la arena y mojase los pies.

Lo cierto es que a ella le costaba mucho salir de casa, solo el hecho de subir y bajar las escaleras ya era toda una odisea, pero yo nunca le daba la opción de elegir, porque de hacerlo, su elección sería siempre no.

Así que al final siempre la acababa convenciendo y como recompensa nos tomábamos un heladito en cualquier lugar, cosa que a ella le encanta.

Verás, te estoy contando todo esto para que puedas hacerte una idea global y así entender algunas cosas, por ejemplo, hace cerca de un año empezamos a darnos cuenta de ciertos problemas de memoria que le estaban pasando, algo muy significativo es que te preguntase una misma cosa varias veces seguidas.

Unos meses después, no solo no ha sufrido un empeoramiento, sino que por el contrario, creo que ha habido un retroceso.

Una persona mayor que está mucho tiempo sola y “encerrada sin poder hablar con nadie”, es como una vela que se va apagando poco a poco y pierde su brillo y su luz paulatinamente al quedarse sin oxígeno.

Creo que a falta de pruebas médicas que lo corroboren, empíricamente pienso que el amor y el cariño que le di en estos meses ha sido la medicina que necesitaba para volver a recargar las pilas que tenía gastadas.

Como dice el refrán:

“Es de bien nacido ser agradecido”

Así que si tienes algo de corazón y comprendes todo lo que ellos han hecho por ti, esto es lo mínimo que tú puedes hacer como gratitud hacia ellos y así devolverles un poco de eso que te han dado. Las personas mayores no son una carga, son una bendición que no siempre estarán ahí, por lo tanto, disfruta de ellas cada día porque es posible que mañana ya no estén y cuando eso suceda, ya no habrá vuelta atrás.

La mayoría de las personas con edad avanzada no necesitan especiales cuidados, lo único que necesitan es un poquito de cariño y atención, no creo que sea mucho pedir ¿no te parece?

Este capítulo se lo dedico a todos los abuelos y abuelas del mundo que con su humanidad, cariño y amor puro, amor real y amor incondicional, han sido y son, fuente de sabiduría, bondad y amor para todos nosotros.

El amor de mi vida

Arbolinda Lima Freaza

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